Por fin he entregado mi informe de seminario de título. Sólo me falta presentar mi proyecto ante una comisión (entre el 3 y el 13 de enero). Estoy un poco nerviosa, pero no tan nerviosa como lo estaría hace 3 años, donde mi vida giraba únicamente alrededor de la universidad. En relación a otros años he cambiado un poco la manera en que veo la vida (y mi psicóloga lo ha notado también). Finalmente me di cuenta que hay vida afuera de lo académico, que las buenas notas, los buenos comentarios de los profesores, los "la Pauli es tan seca, hace todo bien", no lo son todo. Es una pena que me haya dado cuenta al final de mi carrera.

Sabía que era adicta a la validación académica, y me repetía una y otra vez que debía dejar de recurrir a ella para sentir que valgo algo en este mundo. Los malos hábitos son difíciles de dejar, y como cualquier adicción se necesita mucho trabajo. Sabes que la droga es mala, que es tóxica, que te hace mal, pero dejarla significa abandonar el estado de placer que te entrega. La validación académica era mi fuente de amor, de aceptación, de éxito, de estatus. Abandonarla significaba volver a estar sola, volver a ser ignorada, volver a ese limbo. Ese horrible limbo del colegio.

Pero la universidad o el colegio no lo son todo. No eres tu trabajo ni tus notas. Eres todo el paquete que viene con tu persona: tus gustos musicales, tus habilidades manuales, tus ganas de escuchar a otros, tu risa, tu simpatía, tu humor. Y lo siento, pero también eres tu fracasos, tus cagazos y tus decepciones, los cuales han moldeado lo que eres hoy.

Les dejo una canción que la Taka me recomendó. (La Taka ha sido mi DJ oficial por años).

Un besito.